EDITORIAL

Tecnología y generación T
May 17, 2023

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Preparando una ponencia titulada “Tecnopatías de la sociedad 4.0” llegué a la soledad, luego a la infancia y adolescencia y, finalmente, a la enfermedad mental, en ese orden. En este editorial lo haré al revés, intentado desenmarañar alguna de las causas, con especial énfasis en una tecnología que ya es pasado y un futuro que, de forma súbita e inesperada, se ha hecho presente.

El último informe de la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo), de 2022, publicado el 10 de mayo de 2023, arroja unos datos escalofriantes: “Los problemas de salud mental crecen de manera significativa, destacando entre ellos la conducta suicida, que en la última década se ha multiplicado por 34,8 (tasa de crecimiento del 3376%)1. Le siguen las autolesiones, ansiedad, tristeza/depresión y trastornos de la alimentación”. En los casi 30 años de las líneas de ayuda ANAR (teléfono y chat), la conducta suicida es el principal motivo de consulta en menores de edad. En las gráficas del informe puede observarse que la tendencia comienza a manifestarse hacia 2012 para despegar a partir de 2020. En 2012, las consultas por ideación/intento de suicidio fueron 96/35; en 2015: 251/115; en 2018: 651/236; en 2021: 1961/748; y solo un año después: 3279/1275. La pandemia COVID y otras crisis de los últimos años han podido catalizar o agravar este despegue, pero no son ni mucho menos la causa, esto viene de antes. Otro de los titulares principales afirma lo siguiente: “La tecnología atraviesa y potencia todas las problemáticas de forma transversal”1. Años avisando de esto.

Este desastre no solo se está produciendo en España. En Reino Unido y Estados Unidos la situación no es mejor. Financial Times publicó hace apenas dos meses una noticia con datos de varios estudios encabezada con los siguientes titulares: “Los teléfonos inteligentes y las redes sociales están destruyendo la salud mental de los niños. Las pruebas de los efectos catastróficos del aumento de tiempo frente a las pantallas son abrumadoras”2. Todas las curvas ascienden a partir de 2010 cualquiera que sea el ítem: depresión, creo que soy un fracaso, con frecuencia no soy feliz, no sirvo para nada, nada me sale bien, y un largo etcétera. Los datos son peores en las chicas, que pasan mucho más tiempo frente a las pantallas, que en los chicos. En ellas, el uso adictivo del móvil y las redes sociales se ha relacionado con un mayor impacto psicológico, baja estima por el propio físico, autolesiones, etc. En lo que concierne al suicidio en adolescentes, aumenta claramente a partir de 2010, y al igual que sucede en todas las franjas etarias, es más frecuente en chicos2. La socialización digital ha desplazado a las reuniones en persona. La proporción de adolescentes estadounidenses que se ven con amigos (conviene explicar aquí que quedar y verse es reunirse de forma física, tocarse, contagiarse una gripe, esas cosas) una vez al mes o menos también se ha disparado.

El punto de inflexión de los datos presentados en los párrafos anteriores se ubica a comienzos de la década que arranca en 2010. Fue entonces cuando los móviles dejaron de ser un objeto de lujo para hacerse ubicuos e indispensables y, en el peor de los casos, una forma de segregación según el modelo y su precio.

La presión por tener presencia y notoriedad en las redes sociales, el vano coleccionismo de seguidores, la necesidad de aceptación a fuerza de un me gusta o un retuit, la pandemia de autofotos y méritos que no interesan a nadie, las diabólicas aplicaciones para adecentar esas caritas y esos flequillos tan monos, la emulación de los dictados de efímeros líderes digitales, el grotesco egotismo patológico, el ciberacoso y otras tantas, tantas y tantas ridículas miserias derivadas de esta frenética actividad electrónica están detrás de las calamidades arriba mencionadas y muchos otros problemas. La factura a pagar por toda esta farsa acostumbra a llegar pronto y suele ser alta. Y, aunque pueda parecerlo, este párrafo no es una invectiva contra los más jóvenes, que son las víctimas. Mucha gente que ya peina canas debería mirárselo.

Volvamos al divino tesoro. El exagerado acercamiento virtual y la merma de la interacción social de carne y hueso parecen conllevar unas mayores tasas de soledad en una proporción significativa de la población más vulnerable, y hay datos que lo demuestran. En 2022, el Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (soledadES) publicó un estudio sobre la percepción social de la soledad no deseada, una iniciativa de la Fundación ONCE3. La muestra fue de 411 personas, de edades comprendidas entre 16 y 74 años, residentes en España y con distribución proporcional por edad, género y Comunidad Autónoma. El trabajo de campo se realizó en diciembre de 2021. Se observaron diferencias según la generación encuestada: generación del baby boom (nacidos entre 1946 y 1964: analógica), generación X (nacidos entre 1965 y 1979: inmigrantes digitales), generación Y o millennials (nacidos entre 1980 y 1999: nativos digitales) y generación Z (nacidos en 2000: nativos digitales).

A la pregunta “con qué frecuencia te has sentido solo o sola en los últimos 12 meses”, las respuestas “ocasionalmente” se distribuyeron así: 14,6%, 21,3% y 36,8% en las generaciones [baby boom], [X] y [millennials más Z]. La distribución de las respuestas “frecuente o muy frecuentemente” fue: 5,6%, 9,5% y 16,5% en las generaciones [baby boom], [X] y [millennials más Z], respectivamente. En conjunto, sin diferenciar por generaciones, los porcentajes siempre son mayores en las mujeres. Si así están las cosas en los millennials y la generación Z, ¿qué les espera a las generaciones siguientes?

Se conoce como generación T a aquella que comprende a los nacidos desde 2010 hasta la actualidad4. La T hace referencia a táctil, a las pantallas de los móviles y las tabletas, a los chupetes digitales, a pasar más tiempo hablando con Alexa, Siri, Cortana o el asistente de Google que con los padres. ¿Es esperable que la generación T alimente al alza las tendencias que se vienen observando desde 2010? No hay motivo ni dato alguno que alumbre la esperanza de que esto no suceda, todo lo contrario. Un estudio longitudinal de 3 años de duración publicado en enero de 2023 en JAMA Pediatrics ha observado cambios en la resonancia magnética funcional (cambios evolutivos en el neurodesarrollo de regiones y redes relacionadas con la saliencia afectiva, la motivación y el control cognitivo en respuesta a la anticipación de estímulos sociales de recompensa y castigo) en adolescentes que comprueban con frecuencia sus redes sociales frente a los que no5. Hay otro estudio publicado en la misma revista en 2020 todavía más preocupante. Mediante resonancia magnética funcional y tractografía, se estudió a 47 niños en edad preescolar (3-5 años). Se observó que el uso de pantallas por encima de las recomendaciones de la American Academy of Pediatrics se asoció con una menor organización microestructural y mielinización de los tractos cerebrales de sustancia blanca que sustentan el lenguaje y las habilidades de alfabetización emergentes, así como las evaluaciones cognitivas relacionadas con lo anterior6. No sé qué pensará lector, pero esto me parece espantoso.

La generación X, formada por inmigrantes digitales, así como las generaciones nativas Y y Z, también han adquirido la T de táctil, tableta, tensión, tecnoestrés, trastorno y terapeuta. Sirva el siguiente ejemplo hiperbólico como introducción a otro problema de la sociedad 4.0. De estudiar de libros se pasó a hacerlo de apuntes y artículos; de artículos y revisiones, a sus resúmenes; de estos, al título y las conclusiones y, no sea que nos cansemos, a titulares y tuits, reconstruyendo y confabulando el resto. Estamos hablando de hiperactividad digital, de fragmentación de la información y la atención, de impaciencia e impulsividad, de memoria y comprensión lectora. El uso problemático de internet parece más frecuente en la población joven con TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad) que en los controles sin este trastorno7. En un estudio longitudinal realizado en adolescentes sin síntomas de TDAH al inicio, se observó una relación estadísticamente significativa, pero modesta, entre el uso de medios digitales con alta frecuencia y el desarrollo durante los 2 años de seguimiento de síntomas de TDAH8. Datos similares se han observado en adultos con TDAH y las diversas formas del uso problemático de internet9-11. Parece probable que el uso problemático de internet y las tecnologías y aplicaciones relacionadas sean, en personas susceptibles, la causa o el catalizador principal de la emergencia de síntomas parecidos (el diagnóstico diferencial es amplio), parciales e incluso cuadros bien definidos de TDAH tanto en menores como en adultos. La adicción a la tecnología en cualquiera de sus formas (redes sociales, mensajería instantánea, juego problemático y patológico, ortorexia digital, etc.) conforma el círculo, agravando y perpetuando los problemas. Todas estas cuestiones deberían formar parte de las asignaturas escolares propuestas en el anterior editorial12. Como dijimos entonces, no se nos ocurre mejor vía para promocionar la salud y prevenir la enfermedad.

Finalmente: ¿cómo llamaremos a los nacidos de 2023 en adelante? Una dolorosa sugerencia: generación GPT. No contentos con haber delegado gran parte de la información en el exocerebro de internet y sus buscadores, acaba de irrumpir la inteligencia artificial generativa para robarnos el pensamiento. Es la cognición en la nube. Pintan bastos.

Referencias
  1. La conducta suicida, principal motivo de consulta de los/as menores de edad por primera vez en casi 30 años de las Líneas de Ayuda ANAR [internet], 10 de mayo de 2023. Fundación ANAR [consultado: 12 de mayo de 2023). Disponible en: https://www.anar.org/la-conducta-suicida-principal-motivo-de-consulta-de-los-menores-de-edad-por-primera-vez-en-casi-30-anos-de-las-lineas-de-ayuda-anar/
  2. Burn-Murdoch J. Smartphones and social media are destroying children’s mental health. Evidence of the catastrophic effects of increased screen-time is now overwhelming [internet], 10 de marzo de 2023. Financial Times [consultado: 13 de mayo de 2023). Disponible en: https://www.ft.com/content/0e2f6f8e-bb03-4fa7-8864-f48f576167d2
  3. Informe de Percepción Social de la Soledad No Deseada [internet], 2022. Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada (soledadES). Fundación ONCE [consultado: 13 de mayo de 2023). Disponible en: https://www.soledades.es/estudios/informe-de-percepcion-social-de-la-soledad-no-deseada
  4. Guillén A. Generación T: la generación que heredará el mundo [internet]. BBVA.com, 21 de mayo de 2018 [consultado: 3 de mayo de 2023]. Disponible en: https://www.bbva.com/es/generacion-t-generacion-heredara-mundo/
  5. Maza MT, Fox KA, Kwon SJ, Flannery JE, Lindquist KA, Prinstein MJ, et al. Association of Habitual Checking Behaviors on Social Media With Longitudinal Functional Brain Development. JAMA Pediatr. 2023;177(2):160-167.
  6. Hutton JS, Dudley J, Horowitz-Kraus T, DeWitt T, Holland SK. Associations Between Screen-Based Media Use and Brain White Matter Integrity in Preschool-Aged Children. JAMA Pediatr. 2020;174(1):e193869.
  7. Werling AM, Kuzhippallil S, Emery S, Walitza S, Drechsler R. Problematic use of digital media in children and adolescents with a diagnosis of attention-deficit/hyperactivity disorder compared to controls. A meta-analysis. J Behav Addict. 2022;11(2):305–25.
  8. Ra CK, Cho J, Stone MD, De La Cerda J, Goldenson NI, Moroney E, et al. Association of Digital Media Use With Subsequent Symptoms of Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder Among Adolescents. 2018;320(3):255-263.
  9. Panagiotidi M. Problematic Video Game Play and ADHD Traits in an Adult Population. Cyberpsychol Behav Soc Netw. 2017;20(5):292-295.
  10. Farchakh Y, Dagher M, Barbar S, Haddad C, Akel M, Hallit S, Obeid S. Association Between Problematic Social Media Use and Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder in a Sample of Lebanese Adults. Prim Care Companion CNS Disord. 2022;24(2):21m03025.
  11. El Archi S, Barrault S, Brunault P, Ribadier A, Varescon I. Co-occurrence of Adult ADHD Symptoms and Problematic Internet Use and Its Links With Impulsivity, Emotion Regulation, Anxiety, and Depression. Front Psychiatry. 2022;13:792206.
  12. Ezpeleta D. Una propuesta de nuevas asignaturas escolares: promoción de la salud y prevención de la enfermedad [Internet]. Editorial NeuroExeltis.es, Educación Médica en Neurociencias: 14 de marzo de 2023 [consultado: 13 de mayo de 2023]. Disponible en: https://neuroexeltis.es/editorial/propuesta-de-nuevas-asignaturas-escolares/
May 17, 2023

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