EDITORIAL

El Cerebro en la Adolescencia, un momento donde todo puede pasar
June 21, 2024

ETIQUETAS 

,”La adolescencia es la etapa crucial para la formación de la identidad, donde se exploran diferentes roles y se buscan respuestas a la pregunta: ‘¿Quién soy?’.” Erik Erikson

La adolescencia es una etapa maravillosa de la vida, aunque a veces tengamos la sensación de que están subidos en una montaña rusa de emociones, que se acerca y se aleja, que sube y que baja. Vamos a intentar verlo como un fascinante viaje de transformación que se produce a todos los niveles. Se va a dejar de ser un infante, para iniciar su transición hacia el adulto que será, pero que aún no es. Es una etapa crucial en el desarrollo de la persona, marcada por la palabra cambio. Van a ser cambios físicos, psicológicos y sociales, con el foco puesto en la maduración.

Por un lado, un torrente de cambios biológicos y físicos significativos, desde los huesos a las hormonas, pasando por el cerebro, pero sin olvidarnos de la sexualidad.

El desarrollo de la propia identidad, exploramos quienes somos y seremos, investigando sobre los valores y metas, muchas veces, expresado como una lucha de referentes. En contrapunto al modelo que los padres ofrecen, surgirá el grupo de iguales como fuente principal de influencia. Por eso es habitual que el adolescente se revele en un primer tiempo contra lo establecido, por el mero hecho de buscar su espacio diferencial. Pero habrá de evolucionar sobre su propia identidad, en la que tendrá que hacer compatibles la necesidad de pertenencia como expresión de la aceptación por los demás. Con la unicidad forjándose como una persona única, sin olvidar dotar de propósito y significado a su vida. Y todo ello, tratando de ser coherente y sosteniéndose sobre una autoestima sólida ligada a la aceptación por uno mismo.

Con un contexto social cambiante en sí mismo, que al desdibujar los referentes sólidos nos está llevado a una sociedad líquida y que, con los efluvios de lo digital, satura de información o más bien ruido, a unos cerebros en crecimiento y que les dificulta estar realmente presentes y reflexionar. Una sociedad que ha renunciado a los ritos de transición, o los momentos culturalmente aceptados que nos permitían pasar de fase y ayudan o ayudaban en la definición de los roles.

Las circunstancias o el contexto no le deben restar un ápice de importancia a la búsqueda de la propia identidad que, en ocasiones, una sociedad liquida como la actual, pareciera estar sustrayendo a nuestros jóvenes.

Ahora bien, toda gran historia puede o no, tener un final feliz. Y nada nos garantiza que las cosas vayan a salir bien, ya que son muchos los factores que influyen en ese proceso de maduración, unos para bien y otros para todo lo contrario.

Si bien como decía, son muchos los cambios, los más importantes no van a ser visibles ya que ocurren en el interior. Vamos a poner foco en el que, a mi criterio, es el más importante, lo que va a suceder en el cerebro.

En esta más o menos década, desde los 12 a los 25 años, el cerebro expresa una de sus fases más dinámicas de reorganización y maduración. Se inicia un proceso intensivo donde el cerebro refina su red de conexiones neuronales, reforzando aquello que le supone más utilidad, al tiempo que va a eliminar aquello que no utiliza. Es esa poda sináptica, el fenómeno donde las conexiones neuronales menos utilizadas se eliminan para hacer más eficiente el procesamiento cerebral, lo que, en definitiva es una parte esencial del desarrollo, ya que ayuda a fortalecer las redes neuronales que se usan con más frecuencia, pero también se desestima aquellas con menor uso. “Use it or lose it”.

Paralelamente, la mielinización, el proceso por el cual las fibras neuronales se recubren de mielina para acelerar la transmisión de información, continúa avanzando, siguiendo un eje postero-anterior, dejando para el final la corteza prefrontal, que es la parte del cerebro responsable de la toma de decisiones, anticipación de consecuencias y regulador de impulsos, en definitiva, lo que nos debe llevar a ser unos adultos responsables.

Que el córtex prefrontal sea una de las últimas áreas del cerebro en madurar, puede explicar muchos de los comportamientos en la adolescencia, como la búsqueda de sensaciones o la toma de decisiones sin medir las consecuencias. Ya que en la adolescencia las zonas límbicas, y particularmente la amígdala, es decir las regiones “emocionales“,  ya están maduras y la prefrontal que debería ejercer como regulador, aún no está plenamente disponible. Este desfase en el desarrollo entre el córtex prefrontal y la amígdala explicaría por qué los adolescentes experimentan un torrente de estímulos emocionales que gestionan con dificultad.

El contexto también tiene mucha influencia, y tanto la sensibilidad al estrés como las presiones sociales, se intensifican, o mejor dicho se multiplican en un entorno digital como el actual, haciendo que los adolescentes sean particularmente vulnerables a trastornos mentales como la ansiedad y la depresión, pero no solo, así como el inicio en los consumos de sustancias entre otros problemas. En definitiva, un periodo de máxima plasticidad cerebral, que sitúa a esta etapa de la vida como un momento de alto riesgo psicopatológico. Ya que sabemos, que hasta el 70% de los trastornos mentales van a debutar en esta etapa.

Pero esta plasticidad ofrece también una ventana única para una influencia positiva y el aprendizaje. Los adolescentes tienen una capacidad notable para adquirir habilidades complejas, como los idiomas o las matemáticas, y también para desarrollar una creatividad y una resiliencia emocional que pueden perdurar toda la vida.

Este conocimiento debería implicar una responsabilidad para todos y situar está etapa de la vida como una prioridad en los cuidados y atenciones. Por un lado, proporcionar entornos que estimulen la curiosidad intelectual y el aprendizaje, al mismo tiempo que ofrezcan apoyo emocional y social, para que puedan ayudar a maximizar el potencial de desarrollo durante esta etapa crítica, también con la implantación de actividades que desarrollen la gestión emocional y el pensamiento crítico.

Y programas de transición en salud mental, orientados a las necesidades y particularidades de está población. Tanto con la idea de acciones de prevención, en este caso secundarias, como terciarias, toda vez que sabemos la importancia de está etapa.

La adolescencia no es solo una etapa de crecimiento, sino un período crítico que puede definir el bienestar y el potencial de un individuo. A través de la inversión en investigación y recursos que apoyen el desarrollo cerebral saludable, podemos proporcionar a los jóvenes las herramientas necesarias para navegar con éxito por los desafíos de esta etapa transformadora y aprovechar al máximo sus oportunidades únicas.

Referencias
  1. Compas BE, Jaser SS, Bettis AH, Watson KH, Gruhn MA, Dunbar JP, Williams E, Thigpen JC. Coping, emotion regulation, and psychopathology in childhood and adolescence: A meta-analysis and narrative review. Psychol Bull. 2017 Sep;143(9):939-991. doi: 10.1037/bul0000110. Epub 2017 Jun 15. PMID: 28616996; PMCID: PMC7310319
  2. Quintero, J. (2020). El cerebro adolescente: Una mente en construcción. Shackleton Books. ISBN: 9788417822903
  3. Quintero J, Rodríguez-Quiroga A, Álvarez-Mon MÁ, Mora F, Rostain AL. Addressing the Treatment and Service Needs of Young Adults with Attention Deficit Hyperactivity Disorder. Child Adolesc Psychiatr Clin N Am. 2022 Jul;31(3):531-551. doi: 10.1016/j.chc.2022.03.007. Epub 2022 May 11. PMID: 35697400
  4. Wilens TE, Isenberg BM, Kaminski TA, Lyons RM, Quintero J. Attention-Deficit/Hyperactivity Disorder and Transitional Aged Youth. Curr Psychiatry Rep. 2018 Sep 17;20(11):100. doi: 10.1007/s11920-018-0968-x. PMID: 30221318
  5. Van Gennep, A. (1960). The Rites of Passage (M. B. Vizedom & G. L. Caffee, Trans.). University of Chicago Press. (Original work published 1909). ISBN: 9780226848495.
June 21, 2024

ETIQUETAS 

Déjanos un comentario

0 Comments

Submit a Comment